El temor a las letras pequeñas en los contratos no se aplica a los acuerdos con el Estado, especialmente a las concesiones. No porque estén blindadas y libres de cualquier- suspicacia, sino porque cambiar las cláusulas incómodas no es imposible De un tiempo a esta parte, son cada vez más recurrentes las modificaciones -vía adendas- realizadas en los contratos de concesión de infraestructura que firma el Estado. Algunas voces ya advierten que con estos agregados, el sector público y el país no siempre sale ganando.
Solo para dar un ejemplo, el Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositrán) ¡dio cuenta durante el año pasado de I a fi mi a de 11 adendas en 7 contratos : Situación que no es negativa por sí misma. Explican los expertos, pero que sí I lama la atención.
Carlos Núñez, socio del estudio Pizarro, Botto& Escobar, considera que en tanto las concesiones son compromisos a largo plazo, son susceptibles de ajustes. "Es un error decir a priori que son malas; en el Perú estamos aprendiendo en concesiones y nuestros contratos no son perfectos", comenta.
Sin embargo, Guasch retruca que hay poco que aprender o descubrir después de 20 años de aplicación del sistema de concesiones en Latinoamérica. Además, dice, los postores de los' procesos realizados* en el Perú no pueden alegar desconocimiento, porque si se presentan a tales concursos, es porque tienen experiencia internacional.
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